* A propósito de la devolución de la "Cabeza de mono dorada".
Se repatrió al Perú la excepcional pieza de oro de la cultura Moche: "Cabeza de Mono Dorada". Conozcamos el alto nivel del arte metalúrgico de esta cultura.
El pasado día 9 el gobierno de los Estados Unidos, devolvió al Perú una pieza prehispánica de oro macizo “Cabeza de Mono Dorada” de la cultura Moche o Mochica.
Es una extraordinaria noticia, pues se trata de una pieza que forma parte de un collar que usaban las más altas autoridades del antiguo Perú, de incalculable valor histórico que fue saqueado del centro arqueológico La Mina, en el entorno arqueológico de la tumba del Señor de Sipán, en el valle de Jequetepeque, Lambayeque.
Después de 13 años se logró su repatriación
Esta pieza llegó a Estados Unidos a la colección privada de John Bourne, quien la donó posteriormente al Museo del Palacio de los Gobernadores de Santa fe, en nuevo México, en donde fue vista por el arqueólogo peruano Walter Alva en setiembre de 1998.
Por gestiones diplomáticas peruanas con Estados Unidos se logró que el FBI abra una investigación sobre su probable ingreso ilícito a los Estados Unidos, manteniéndose desde dicha fecha esta pieza bajo incautación provisional hasta el año 2008, en que este Museo firmó un acuerdo de entendimiento con el gobierno peruano, y por gestiones del más alto nivel, se logró finalmente su repatriación.
Metalurgia de la cultura Moche
A raíz de la repatriación al patrimonio cultural de esta importante pieza, trataremos de explicar sobre el alto nivel de sofisticación metalúrgica alcanzado por la cultura moche que se desarrolló entre los siglos I al VIII d.C. en un territorio que se extendió unos 700 kilómetros, desde Piura por el norte, hasta Huarmey por el sur, abarcando los valles de Lambayeque, Jequetepeque, Chicama, Moche, Chao, Virú, Nepeña y Huarmey.
Tuvieron su centro cultural en el valle de Moche y Virú, en el norte del Perú, cerca de la actual ciudad de Trujillo, e históricamente pertenecen al período denominado de “Los maestros artesanos”, que duró hasta el año 700 d.C. Este nombre señala el carácter creativo de esta sociedad, cuyos orfebres, su arte de dar valor artístico a los metales preciosos, asombraron incluso a los incas.
Trabajaron diestramente el oro, la plata y el cobre
Los Moche, como parte de la metalurgia andina, eran eximios trabajadores en metal, fueron los que descubrieron las propiedades del oro, la plata y el cobre. Desarrollaron las mejores técnicas de extracción de minerales, su fundición y sus tratamientos químicos; dominaron las técnicas de aleación de cobre y oro que denominaban “tumbaga”, así como de otras aleaciones, cromo y mercurio obteniendo bronce, y cobre dorado con plata dorada, además usaron hábilmente métodos de soldadura, extrusión y laminación de metales.
Usaron el cobre para la fabricación de armas y herramientas, y asimismo, el oro y la plata para elaborar joyas en adornos como collares, medallas, pulseras, pendientes de orejas, de labios y narices, protectores y objetos religiosos como máscaras para rituales y hasta instrumentos musicales, como tambores y flautas.
Conocieron la fundición de metales a altas temperaturas utilizando hornos especiales, luego esperaban que el metal enfriara, para martillarlo hasta convertirlo en láminas, que posteriormente cortaban y doblaban. Asimismo, unían los metales con gran destreza empleando engrapes, traslapes, remaches y lengüetas y para el decorado, dominaban el alto relieve empleando cinceles, embutidos, calados, filigrana, trefilado y grabado.
Artesanos calificados
Entre los Moche, los artefactos y piezas de metal sirvieron para establecer, de manera categórica, las diferencias entre clases sociales. El metal reflejaba distinción y excelencia. Existió una gran producción de emblemas y joyas simbólicas utilizadas en ceremonias por los grandes jerarcas y señores de la élite Moche.
Recientes descubrimientos arqueológicos de esta cultura Moche o Mochica, como las tumbas reales halladas cerca del pueblo de Sipán, han demostrado que por la gran demanda de objetos y joyas existía un grupo de artesanos calificados que trabajaba para una élite que usaba gran cantidad de piezas de metal precioso y cuando morían se les enterraba con todas sus riquezas.
Mientras personajes de rango social intermedio eran sepultados solo con una pequeña hoja de metal en el interior de la boca, la élite y grandes señores eran enterrados con cientos de estas impresionantes joyas.
Importante repatriación de pieza “Cabeza de Mono Dorada”
Mientras el Imperio Romano iba extendiendo su influencia en Europa, la cultura Moche desarrollaba una impresionante civilización en el Perú, donde el símbolo de su extraordinaria orfebrería lo constituye todo el tesoro cultural hallado en la tumba del Señor de Sipán.
Por lo expuesto, la repatriación de esta invaluable pieza del patrimonio cultural peruano, correspondiente a la cultura Moche, donde floreció el arte metalúrgico de los antiguos peruanos de esa sociedad, reviste enorme importancia no solo para la historia de nuestra patria, sino para toda la humanidad.
Fuente: Suite101.net
El pasado día 9 el gobierno de los Estados Unidos, devolvió al Perú una pieza prehispánica de oro macizo “Cabeza de Mono Dorada” de la cultura Moche o Mochica.
Es una extraordinaria noticia, pues se trata de una pieza que forma parte de un collar que usaban las más altas autoridades del antiguo Perú, de incalculable valor histórico que fue saqueado del centro arqueológico La Mina, en el entorno arqueológico de la tumba del Señor de Sipán, en el valle de Jequetepeque, Lambayeque.
Después de 13 años se logró su repatriación
Esta pieza llegó a Estados Unidos a la colección privada de John Bourne, quien la donó posteriormente al Museo del Palacio de los Gobernadores de Santa fe, en nuevo México, en donde fue vista por el arqueólogo peruano Walter Alva en setiembre de 1998.
Por gestiones diplomáticas peruanas con Estados Unidos se logró que el FBI abra una investigación sobre su probable ingreso ilícito a los Estados Unidos, manteniéndose desde dicha fecha esta pieza bajo incautación provisional hasta el año 2008, en que este Museo firmó un acuerdo de entendimiento con el gobierno peruano, y por gestiones del más alto nivel, se logró finalmente su repatriación.
Metalurgia de la cultura Moche
A raíz de la repatriación al patrimonio cultural de esta importante pieza, trataremos de explicar sobre el alto nivel de sofisticación metalúrgica alcanzado por la cultura moche que se desarrolló entre los siglos I al VIII d.C. en un territorio que se extendió unos 700 kilómetros, desde Piura por el norte, hasta Huarmey por el sur, abarcando los valles de Lambayeque, Jequetepeque, Chicama, Moche, Chao, Virú, Nepeña y Huarmey.
Tuvieron su centro cultural en el valle de Moche y Virú, en el norte del Perú, cerca de la actual ciudad de Trujillo, e históricamente pertenecen al período denominado de “Los maestros artesanos”, que duró hasta el año 700 d.C. Este nombre señala el carácter creativo de esta sociedad, cuyos orfebres, su arte de dar valor artístico a los metales preciosos, asombraron incluso a los incas.
Trabajaron diestramente el oro, la plata y el cobre
Los Moche, como parte de la metalurgia andina, eran eximios trabajadores en metal, fueron los que descubrieron las propiedades del oro, la plata y el cobre. Desarrollaron las mejores técnicas de extracción de minerales, su fundición y sus tratamientos químicos; dominaron las técnicas de aleación de cobre y oro que denominaban “tumbaga”, así como de otras aleaciones, cromo y mercurio obteniendo bronce, y cobre dorado con plata dorada, además usaron hábilmente métodos de soldadura, extrusión y laminación de metales.
Usaron el cobre para la fabricación de armas y herramientas, y asimismo, el oro y la plata para elaborar joyas en adornos como collares, medallas, pulseras, pendientes de orejas, de labios y narices, protectores y objetos religiosos como máscaras para rituales y hasta instrumentos musicales, como tambores y flautas.
Conocieron la fundición de metales a altas temperaturas utilizando hornos especiales, luego esperaban que el metal enfriara, para martillarlo hasta convertirlo en láminas, que posteriormente cortaban y doblaban. Asimismo, unían los metales con gran destreza empleando engrapes, traslapes, remaches y lengüetas y para el decorado, dominaban el alto relieve empleando cinceles, embutidos, calados, filigrana, trefilado y grabado.
Artesanos calificados
Entre los Moche, los artefactos y piezas de metal sirvieron para establecer, de manera categórica, las diferencias entre clases sociales. El metal reflejaba distinción y excelencia. Existió una gran producción de emblemas y joyas simbólicas utilizadas en ceremonias por los grandes jerarcas y señores de la élite Moche.
Recientes descubrimientos arqueológicos de esta cultura Moche o Mochica, como las tumbas reales halladas cerca del pueblo de Sipán, han demostrado que por la gran demanda de objetos y joyas existía un grupo de artesanos calificados que trabajaba para una élite que usaba gran cantidad de piezas de metal precioso y cuando morían se les enterraba con todas sus riquezas.
Mientras personajes de rango social intermedio eran sepultados solo con una pequeña hoja de metal en el interior de la boca, la élite y grandes señores eran enterrados con cientos de estas impresionantes joyas.
Importante repatriación de pieza “Cabeza de Mono Dorada”
Mientras el Imperio Romano iba extendiendo su influencia en Europa, la cultura Moche desarrollaba una impresionante civilización en el Perú, donde el símbolo de su extraordinaria orfebrería lo constituye todo el tesoro cultural hallado en la tumba del Señor de Sipán.
Por lo expuesto, la repatriación de esta invaluable pieza del patrimonio cultural peruano, correspondiente a la cultura Moche, donde floreció el arte metalúrgico de los antiguos peruanos de esa sociedad, reviste enorme importancia no solo para la historia de nuestra patria, sino para toda la humanidad.
Fuente: Suite101.net
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